Por fin se hizo oficial la fusión de Cinemex con Cinemark: el proceso estaba temporalmente suspendido debido a que la Comisión Federal de Competencia Económica de México, rechazó en febrero el acuerdo para que Cinemark Holdings vendiera al Grupo Cinemex sus operaciones en territorio mexicano, es decir, 31 complejos con 290 salas de cine, las cuales generaron en 2012 ingresos por 73.7 millones de dólares, y produjeron utilidades netas por 7.9 millones de dólares.
La COEFECE consideró entonces que la operación podía constituir un duopolio que dificultaría el ingreso de otros competidores en el sector y permitiría la colusión. Sin embargo, tras analizar los argumentos de ambas empresas, la dependencia federal revocó su decisión inicial. Esta argumentación declara que, en comparación con los principales competidores, Cinemark tiene baja participación en el mercado y presencia limitada, por lo que es un agente económico que no ha ayudado a intensificar la competencia de su sector.
Según los datos de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica y del Videograma (Canacine), la fusión entre Cinmex y Cinemark ocasionará que ambas empresas controlen el 42% de las salas del país, mientras que Cinépolis tiene el 48% y genera el 63.88% de los ingresos del negocio de exhibición cinematográfica en México. De este modo, sólo queda 10% para las salas de arte.
Así, Cinemark se va de México después de 19 años y deja atrás la importación desde su país de origen de haber innovado las salas de cine y los servicios de las mismas, así como la tecnología para las proyecciones y la exhibición de películas sin cortes comerciales a la mitad. Así cede su lugar en nombre de mayores ganancias para un reducido grupo de empresarios.
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