Por Fernando Romero
Amores perros es
una de las películas mexicanas más aclamadas y más reconocidas, no sólo en
México, sino también en el extranjero y no sorprende por qué. Un retrato no
únicamente de la Ciudad de México, sino de muchas ciudades latinoamericanas que
viven envueltas en ambientes hostiles y violentos.
Desde el inicio
nos sumergen de lleno en este ambiente caótico y lleno de violencia. Una
persecución en coche, no sabemos qué sucede, quién persigue a quien, pero la
adrenalina ya empezó a fluir; esto desencadena en un accidente que se volverá
en el punto catártico de 3 historias, sin ninguna relación, más que la de coincidir en el mismo
tiempo y lugar en el peor momento.
Las 3 historias
están motivadas por amor, por amores que justifican el nombre de la película,
amores caóticos, llenos de conflicto y completamente destructivos. Cada
historia es individual y sólo ese amor destructivo, junto con una relación con
los perros que acompañan a los protagonistas, son el común denominador. En
Amores Perros pasamos desde la rivalidad de hermanos a la desesperación; ver
perdida una vida basada en la apariencia, hasta el amor de un padre perdido
dentro de sus propios demonios.
La presencia de
los perros se vuelve trascendental en la historia de cada uno de los
personajes, cada uno tiene una relación muy cercana con sus perros y cada perro
se vuelve un catalizador en la problemática de cada personaje, precisamente por
su cercana relación con ellos.
Arriaga
construye un excelente guión e Iñarritu lo traduce a imágenes de gran manera.
Entre el guión de Arriaga y las imágenes de Iñarritu se construye ese retrato
de la Ciudad de México, con diálogos que se escuchan sumamente familiares y con
imágenes que invariablemente te transportan a la realidad de la Ciudad de México,
que a 12 años del estreno de la cinta, sigue siendo la misma.
Acá el trailer
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