Ingmar Bergman fue un guionista y director de teatro y cine de origen sueco, es considerado uno de los directores de cine clave de la segunda mitad del siglo XX, es para muchos el más importante productor de la cinematografía mundial.
Su cine destaca por el gran sentido plástico, casi pictórico, y el aprovechamiento de las posibilidades del blanco y negro. Sus películas giran en torno a una serie de temáticas constantes: la muerte, el amor y la religión, marcadas por las preocupaciones existencialistas del autor, y abordadas con un tono metafísico y unos diálogos intensos.
5. Gritos y Susurros (1972)
Su estreno constituyó uno de sus mayores éxitos de crítica y público en Europa, y es el filme de madurez mas celebrado de su director en dicho país junto a “Sonata de otoño” (1978) y “Fanny y Alexander” (1982). Feroz diatriba sobre la muerte y la incomunicación, sobre el valor de la vida y las convenciones sociales siempre castradoras, es uno de esos filmes mas difíciles de olvidar. La trama de la película gira en torno a los últimos días de vida de Agnes, una enferma de cáncer, que está siendo cuidada por sus hermanas Karin y María y la sirvienta Anna.
Bergman hace uso del color, rojo y blanco sobre todo, como medio de expresar los sentimientos que invaden a las protagonistas; brillante empleo del tiempo, en el que se mezclan sabiamente presente y pasado; es una de esas pocas, pero interesantísimas películas, en las que los silencios, grandes y terribles, significan mucho más que las conversaciones, cortas y frías.
De todas las películas del sueco Ingmar Bergman, quizás “Gritos y susurros” sea la mas impactante, por su tema de dura humanidad, por su planteamiento formal. Es una película cruel y sublime. El cruce de las imágenes es muy característico de Bergman: luces y sombras se alternan para crear una iluminación indirecta, como en los días nevados.
El tema de la película pudiera ser banal si no estuviese planteado con la complejidad psicológica del autor sueco. Un sueño, una esperanza, el temor ante la muerte de Agnes, sufrido por todas y padecido por la hermana en trance de morir, se expresan en cuadros de rojo diverso, yuxtapuestos con el juego de la memoria de los protagonistas: Esa memoria que son las grietas del olvido, dan pasó al remordimiento. Bergman dijo, quizás en broma, que el interior del alma es una membrana húmeda de matices rojos La película obtuvo el Premio Oscar a la mejor fotografía.
4. El Silencio (1963)
Con este filme, Bergman cierra su trilogía sobre Dios e introduce algunos elementos simbólicos clave en la filmografía posterior del director, por lo que podemos decir que clausura un ciclo de su cine abriendo otro.
Fue una de sus obras más aplaudidas y mas crípticas, con la magnífica pareja: Ingrid Thulin y Gunnel Lindblom. El filme cuenta la historia de Esther y Anna son dos hermanas que viajan de vuelta a Suecia con Johan, el hijo de Anna. En su trayecto, el tren parará en un extraño lugar de ignoto idioma, alojándose el terceto en un solitario hotel.
Bergman muestra en “El Silencio” cómo es el mundo cuando el silencio de Dios, sentido tan intensamente en su obra de los años cincuenta y sesenta, no se compensa con el amor, cuando entre los hombres no se establece ninguna conexión por medio del amor. Ninguna otra película de Bergman ha escandalizado tanto como ésta.
En muchos lugares estuvo prohibida y en otros (incluso en Suecia misma) se exhibió con escenas censuradas. Este escándalo llevó al gran éxito de taquilla a una película que, normalmente, sólo unos pocos hubieran apreciado, por su intensidad, concentración y dureza. Tan radical como los cuestionamientos de la película son los medios estilísticos utilizados por Bergman.
Con su habitual composición fílmica, cuya intrincada puesta en escena se encuentra en plena conexión con su compleja perspectiva de la naturaleza existencial, espiritual y metafísica del ser, sea en contacto con sus semejantes o con la figura probable de un silencioso creador, Bergman ahonda en la falta de comunicación humana, el deseo de la misma, la alienación personal, la soledad y la ausencia de un nexo religioso, junto a agonías y desenfrenos de cariz sexual, bases de esta pesimista película, aposentada en la confrontación psicológica de dos hermanas muy diferentes.
“El Silencio” es una película en la cual la creación bergmaniana de una forma visual libre alcanza un insólito y altísimo nivel.
3. Fresas Salvajes (1957)
Con una escena que ha pasado a la historia del cine, memorables interpretaciones, flashbacks no exentos de fascinación y la presencia de Ingrid Thulin y del director de cine sueco, Victor Sjöström (El viento) como actor protagonista. Bergman se interna ya en la meditación sobre la madurez, el sentido de la experiencia y de la vida, la filosofía de la vejez, el tiempo como (propia) incomunicación con uno mismo, y por supuesto las relaciones paterno-filiales.
La historia relata el viaje del anciano profesor Isak Borg desde Estocolmo a Lund en compañía de su nuera y tres jóvenes, y durante el cual reflexiona sobre la vida, la muerte y la existencia humana. Su título en sueco, “Smultronstället”, esconde una clave interpretativa que pasa desapercibida para el público no escandinavo: en Suecia suele decirse que “toda familia tiene un pequeño rincón de frutillas silvestres” en el sentido de que tiene un secreto oculto.
Los temas básicos de este agridulce drama psicológico, con ligeros momentos de humor en la interacción entre el médico y su ama de llaves, son la vejez, el aislamiento y el trayecto existencial, la muerte, el amor, la vida, la redención, y los conflictos vitales que conforman nuestro presente.
Ingmar Bergman tuvo la idea para la película cuando se detuvo en su ciudad natal, Upsala, durante un viaje de Estocolmo a Dalarna. Al llegar a casa de su abuela se imaginó si podría abrir la puerta y encontrar en el interior todo como estaba durante su infancia. El filme está considerado como una de las cintas más emocionales y optimistas del director sueco, tanto que el Vaticano la seleccionó como una de las cuarenta y cinco mejores películas de la historia del cine.
Además a través de los años, la reputación de la película ha ido en aumento. En una encuesta de 2002 realizada por Sight & Sound, los directores Ken Loach y Jaco Van Dormael la situaron en su top 10 de los mejores largometrajes. Por su parte, en una entrevista en 1963, el cineasta Stanley Kubrick mencionó que “Smultronstället” era su segunda película favorita, mientras que Federico Fellini alegó en otra entrevista, ese mismo año, que era la única película de Bergman que había visto y que le fue suficiente para entender lo gran artista que era. La cinta sirvió como influencia para “Otra mujer” y “Deconstructing Harry” de Woody Allen. Por su parte, Steven Jay Schneider, la incluyó en su libro de las “1001 películas que hay que ver antes de morir”.
2. Persona (1966)
Es considerado uno de los filmes más enigmáticos del autor, pero también reconocido como uno en el que Bergman puso especial cuidado en toda su realización y con el que logró importantes innovaciones estilísticas.
Además, supuso el inicio de su colaboración con Liv Ullmann y la ruptura del sueco con el clasicismo cinematográfico (en su versión personal y muy elaborada ya). Innovadora y experimental, la crítica se rindió con esta historia de superación de la joven protagonista que pierde la voz en el teatro. Un drama de tinte psicoanalítico y con una estructura desafiante para el espectador.
La película narra la historia de una actriz que perdió la voz y que debe aislarse en la costa -por recomendación de su psiquiatra- bajo el cuidado de una enfermera. La intimidad que se genera entre ambas, las lleva a experimentar una agobiante tensión psíquica, a la vez que se tocan temas como la maternidad-aborto y el sexo.
El título del filme hace referencia a las máscaras de teatro que se utilizaban en la antigüedad clásica, y es que el tema de la “mascarada social” resulta fundamental en la película que ahora nos ocupa, un tema que el propio Bergman ya había tratado bajo planteamientos estéticos completamente distintos en “El rostro” (1958).
En principio el filme iba a ser titulado “cinematografía” lo que nos habla claramente de las intenciones de Bergman de crear una obra basada en la ilusión y el artificio.
“Persona” es más que una auténtica obra maestra. Es además uno de los filmes más bellos, inquietantes, personales y fascinantes del séptimo arte. Llegó en una década en que las grandes figuras del cine de autor se decantaron en proyectos muy personales con el arte como eje común: “Ocho y medio” de Fellini, “Andrei Rublev” de Tarkovski son los mejores ejemplos. En “Persona”, pareciera que no es Bergman quién nos habla, sino el cine mismo cuestionándose su existencia, naturaleza y razón de ser. Y al mismo tiempo, nos recuerda porqué es que estamos sentados frente a la pantalla, dejándonos extasiados.
1. El Séptimo Sello (1957)
Obra maestra absoluta según la crítica y el público casi desde su estreno y éxito internacional destacado. Supone la aparición e interpretación de sus queridos Max von Sydow y Bibi Andersson.
La película narra la historia de un caballero que regresa a su tierra después de participar en la guerra, pero un misterioso ser encapuchado (la muerte) le dice que sus días han acabado. Ambos se enfrentarán en un desafío de ajedrez, del cual pende la existencia del hombre.
El propio Bergman consideró esta película como el inicio de su estilo más personal, dejando atrás una etapa algo más “imitativa” y de aprendizaje. El título de esta obra moral de Ingmar Bergman (extraído de su propia obra teatral “Pintura en madera”), fue tomado del libro del Apocalipsis de San Juan. “Pintura en madera” fue una obra dramática que escribió para trabajar con sus alumnos de interpretación.
El argumento transcurre en dos planos, el real y el alegórico. Todas las escenas, a excepción de dos, fueron filmadas dentro y en los alrededores de los estudios Filmstaden en Solna y en alguna ocasión es posible vislumbrar apenas en los filos de los fotogramas alguna casa de la ciudad.
Las dos escenas que no fueron filmadas en los estudios; la escena inicial con el caballero y la Muerte jugando ajedrez en la playa y la escena final con la Danza Macabra, fueron filmadas en la reserva natural Hovs Hallar, una rocosa y precipitada playa en el área noreste de Escania. La cinta fue realizada con un muy bajo presupuesto y en 35 días de rodaje, y en ella el director intenta plasmar aspectos complejos de la práctica religiosa y la persecución, basados en sus propias cavilaciones y dudas sobre la existencia de Dios.
Si bien “El séptimo sello” triunfó por la originalidad de su argumento, era, en realidad, la muestra de madurez de un estilo edificado a lo largo de once años. La película es considerada un gran clásico del cine universal. Ayudó a Bergman a establecerse como un director de renombre; además, contiene escenas que se han convertido en ícono debido a que han sido parodiadas u homenajeadas a lo largo del tiempo.